Esta es una pregunta que debemos tener en cuenta desde la etapa de diseño hasta el fin de ciclo de vida.
Es altamente recomendable tener una estimación monetaria de cuanto cuesta por hora la indisponibilidad de una aplicación o un servidor en particular, ya que nos puede ayudar a buscar un nuevo diseño de solución cuando sea necesario y la variable económica se torne fundamental a la hora de convencer a los ejecutivos, en caso de que se requiera una inversión adicional para dicha solución.
Existen tres tipos de costos que deben tenerse en consideración:
- Costos de Oportunidad: representa a todas aquellas utilidades que se perdieron de ganar por indisponibilidad. No poder vender en ese momento, o aun peor: el cliente se va a la competencia (no solo se pierde la venta, sino el cliente).
- Costos Directos: son los que influyen directamente en las finanzas de la empresa, por eso son más fáciles de medir como :
- Empleados esperando para poder trabajar o pérdida de transacciones y operaciones.
- Tiempo de recuperación de servicio.
- Tiempo de testeo post recuperación.
- Demandas legales por incumplimiento de obligaciones.
- Costos Indirectos: son los costos asociados a posibles situaciones de las cuales no se tiene un gran nivel de certeza, pero se sabe que existen. Por eso son mucho más difíciles de medir, pero impactan en el negocio de la misma manera:
- Disminución del grado de satisfacción del cliente.
- Pérdida de clientes
- Daños a la imagen de la compañía
El cálculo del costo de la interrupción debe incluir las variables negativas que impactan en todos los aspectos anteriormente mencionados, ya sea que se calcula por servidor o por aplicación.
Costo = P * A * E * H
P = Número de personas afectadas
A = Porcentaje medio de cuanto fueron afectados en sus tareas
E = Costo promedio de la hora del personal afectado
H = Cantidad de horas de interrupción.
El valor más difícil de calcular es sin duda el costo promedio por hora de interrupción. Es importante aclarar que no se está considerando el costo potencial de las acciones que derivarían de la interrupción. Por ejemplo: costo por transacción perdida, potencial pérdida de clientes, pérdida de imagen corporativa, demandas legales, etcétera. El daño a la imagen de la marca es la pérdida más difícil de cuantificar económicamente, ya que no existe una fórmula; se pueden hacer estimaciones,
pero siempre con un índice de confiabilidad bajo.